miércoles, 19 de marzo de 2008

Día 9


Un animal tranquilo de su suerte es la serpiente.
No extraña la espesura, ha olvidado los usos del colmillo.
En la penumbra late su sonaja como la voz de un pájaro alejándose.
Se escurre, sigilosa, atenta a la impaciencia de cualquiera.
Si esto es el cielo-dice- hermanos míos, probemos la fruta del abismo.
Al pecar fundaremos de nuevo el paraíso...
Y me retiro al placer solitario de arrojar manzanas a la lluvia