lunes, 29 de junio de 2009

Señorita Demasiado IV


Arte: Humberto Hernández
Modelo: Funiculí Funiculá
Tiene dos ojos para no perder detalle de lo que pierde. Tiene el pelo corto y la certeza de que se le escapan los trenes que la puedan llevar lejos de sí. Tiene un pinchazo de dolor por cada espina que se ha clavado, y la sensación de soledad anclada en los tobillos. Tiene amigas (eso dice) en las que no confía, y tiene soldados (eso olvida) que se preocupan por ella hasta cuando ella misma se despreocupa. Tiene sueños, labios, ideas, dedos, luces, nariz, sombras, canciones, alma, tristeza, talento y cuello. Y no se da cuenta del misterio que supone adentrarse en ella atreverse a descubrirla.

Arte: Humberto Hernández
Modelo: Funiculí Funiculá
Traducir cada centímetro de tu espalda a nuestro idioma privado, atrapar los instantes de luz que generas, ser capaz de memorizar todas las idas y venidas que se nos van quedando sobre la piel, como huellas en la orilla. No nací sabiéndote, conociéndote; simplemente un día te encontré y descubrí que no había nada más en el exterior, que todo giraba en torno a ti. Por eso ahora trato de aprenderte como una necesidad vital: en la misma nube se dibujan juntos todos los tesoros que me ofreces de forma desinteresada y cada uno de mis intentos por ser mejor, por acercarme un poco más. No es algo a lo que me sienta obligada, forzada; simplemente quiero alejar los bordes y los límites que nos rodean, y que no nos crezcan malas hierbas al borde del camino que estamos construyendo. Tiéndeme la mano, abre las ventanas, mírame de frente y no necesitaremos ir dejando señales en las esquinas. Puedo recorrerte mil veces de norte a sur y en cada abrazo hallaría un nuevo milagro.