viernes, 9 de abril de 2010

Confeciones I

En la carta de mi mente te escribí una súplica.
La ferviente oración de quien necesita una mirada al alma.
Por que se bien que me escuchas, aun mis confesiones malas
las tratas.
Te escribí en mis palabras mentales lo que estaba ansiosa de decirte
Sin pronunciar las palabras que estorbaran mis frases.
No callé absolutamente nada y ni la mordaza me impidió ser confesa.

Mas la mirada de mi pecado no detuve
Porque no encontré el cielo para contenerlo.

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